Porque si el exterior del GT Concept no es nada convencional, el habitáculo lo es menos. Nada más abrir la puerta (desde un control táctil, ya que no hay manetas) lo primero que destaca son los asientos deportivos. Uno va en color rojo y el otro en negro, aportando una curiosa asimetría.
El panel de instrumentación es flotante y está realizado en aluminio cepillado, ayudando al coche a no pasar de los 1.000 kg de peso. El volante es un elemento que destaca, homenajeando al Opel GT de los 60 y 70, con una forma prácticamente cuadrada. Se ha prescindido de muchos elementos, entre ellos los espejos retrovisores.
En su lugar hay unas cámaras que proyectan sus imágenes en unas pantallas circulares situados a los laterales. También se han eliminado los botones, ya que todos los sistemas responden al control táctil o por voz.
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