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¿Por qué Samsung apuesta todo al display gigante?
La pantalla de 115 pulgadas que mezcla nostalgia y tecnología de punta
Estamos en septiembre de 2025, en Corea del Sur, y lo que parecía un simple salto de pulgadas se ha convertido en un desafío cultural: la nueva pantalla de 115 pulgadas de Samsung no es solo un televisor, es un espejo retrofuturista donde se cruza el cine de los 80 con la precisión cromática del presente. La palabra clave aquí es pantallas gigantes, porque eso es lo que la gente busca, lo que se vende y, sobre todo, lo que nos hipnotiza.
No es casualidad: pantallas gigantes son hoy un signo de estatus, un escaparate tecnológico y hasta un fetiche visual. Samsung lo sabe y juega con nuestra memoria colectiva, donde cada centímetro extra en la pantalla significa más que tamaño: significa poder.
El ADN retrofuturista de las pantallas gigantes
Hace tiempo, cuando los televisores de 29 pulgadas eran el centro del salón y pesaban más que un sofá barato, pocos podían imaginar que acabaríamos hablando de 115 pulgadas como si fueran lo normal. Pero lo curioso no es el tamaño, sino el aura que transmiten estas pantallas gigantes.
Samsung está explotando una debilidad universal: la nostalgia. Ese truco psicológico que hace que una pantalla del futuro nos recuerde al pasado. No lo digo yo, lo dicen los números: la publicidad con aire retro tiene un 75% más de probabilidades de convencer a alguien de sacar la tarjeta. Y ahí está Samsung, montando un circo visual que parece sacado de Blade Runner pero con precisión alemana certificada por VDE.
“No compramos televisores, compramos recuerdos envueltos en píxeles”.
Micro RGB: la alquimia secreta del color
Aquí empieza lo serio. El Samsung Micro RGB de 115 pulgadas presume de un detalle que lo cambia todo: cada LED rojo, verde y azul mide menos de 100 micrómetros. ¿Qué significa esto? Que la máquina ve el color como jamás lo vimos en casa.
La cobertura es del 100% del espacio BT.2020, el estándar más exigente que existe. Traducido a lo cotidiano: los azules no se apagan, los rojos no sangran y los verdes no parecen sacados de un videojuego de hace veinte años. Todo esto con un motor de inteligencia artificial que analiza cada frame al vuelo y corrige lo que haga falta.
Si en los 90 los televisores tenían “modo fútbol” o “modo cine”, aquí hablamos de algo que directamente piensa por sí mismo. ¿Miedo? Tal vez. ¿Magia? Seguro.
Un mercado que engorda más rápido que un buffet libre
En 2024, el mercado de pantallas de gran formato valía 13.920 millones de dólares. Cinco años después, la previsión apunta a un crecimiento del 11,7% anual hasta 2030. Y con razón: más del 65% de las tiendas grandes ya usan señalización digital para atraer clientes.
El contenido en una pantalla grande retiene la atención un 60% más que un cartel tradicional. Piénsalo: entras a una tienda y te encuentras con un escaparate de 115 pulgadas mostrándote unas zapatillas flotando en 8K. No miras, te quedas atrapado.
Samsung: del pionero del LCD al emperador del futuro
El viaje de Samsung Display es de manual. Nacida en 2012 tras fusionar dos divisiones, en 2014 ya tenía pantallas curvas de producción masiva. En 2019, displays plegables. En 2022, fin del negocio de LCD: todo vendido a TCL para centrarse en OLED y las tecnologías que de verdad marcan el futuro.
El movimiento no fue capricho: fue supervivencia. La empresa entendió que lo plano y barato no vende estatus, pero lo enorme y futurista sí.
Aplicaciones comerciales: del despacho al escaparate
La pantalla de 115 pulgadas no se queda en el salón del millonario de turno. Su modelo QHFX puede dividirse en cuatro ventanas distintas, ideal para salas de juntas, centros de control o tiendas de lujo.
Gracias a SmartThings Pro, las pantallas ajustan brillo, volumen o consumo según la hora, la gente en la sala o la luz ambiental. Un escaparate que se regula solo… ni el mejor dependiente logra eso.
El retail es hoy el gran cliente. ¿La razón? El omnicanal: todo se conecta, todo debe impresionar, y nada impresiona más que una pantalla gigante donde antes había un cartel de cartón.
La guerra tecnológica: Micro-LED contra el tiempo
El mercado de los micro-LED es un monstruo en gestación. De 2.070 millones de dólares en 2024 se proyecta a 425.950 millones en 2034. Sí, has leído bien: multiplicar por 200 en una década.
Pero Samsung lo tiene claro: la comercialización real no llegará antes de tres o cuatro años. Mientras tanto, apuesta por el Micro RGB, que ya funciona y les da ventaja frente a la competencia. Una jugada pragmática: vender lo que ya se puede usar mientras otros siguen en fase de prototipo.
Nostalgia como estrategia: marketing con truco
La Generación Z, que nunca vio un televisor de tubo, adora lo retro. El 68% de ellos se siente atraído por marcas que evocan épocas que no vivieron. Y el 70% de los consumidores en general cree que esa estética hace que una marca suene más auténtica.
El ejemplo perfecto es Retro Board, una app que convierte tu Apple TV en un tablero de vuelos clásico, con el sonido mecánico incluido. Es ridículamente inútil y, sin embargo, irresistible.
Samsung juega en la misma liga: pantallas que parecen portales al futuro, pero con el sabor de las películas que nos hicieron soñar cuando éramos críos.
Inteligencia artificial y ahorro energético: la otra cara
Aquí viene lo inesperado: las pantallas gigantes también juegan a ser verdes, pero sin caer en discursos pesados. Samsung Color E-Paper, por ejemplo, consume 0.00W cuando muestra imágenes estáticas. ¿Magia negra? No, física aplicada. Además, más del 50% del plástico de su carcasa es reciclado y el empaque es totalmente de papel.
La inteligencia artificial no solo mejora el color. También gestiona la energía, los horarios, los hábitos de consumo. Pantallas que aprenden y, de paso, nos enseñan que el lujo puede ser eficiente.
Cuando lo retro y lo futurista se dan la mano
Estamos ante un fenómeno cultural: las pantallas gigantes de Samsung no solo son más grandes, son más simbólicas. Representan el choque —o la reconciliación— entre el futuro que soñábamos y el presente que podemos comprar.
El segmento de 66 a 100 pulgadas será el que más rápido crezca en los próximos años, impulsado por hogares que quieren vivir el cine en el salón, empresas que buscan impresionar a sus clientes y universidades que ya no se conforman con proyectores mediocres.
Samsung ha encontrado la fórmula: vender nostalgia con envoltorio futurista. O dicho de otra manera: usar lo que soñamos ayer como gasolina para vendernos el mañana.
Johnny Zuri
“El televisor dejó de ser un mueble. Ahora es un altar”
Johnny Zuri
“La nostalgia es el marketing más barato y más caro a la vez”
Y ahora, la pregunta incómoda
¿Hasta dónde vamos a seguir agrandando las pantallas antes de que dejen de caber en nuestras casas? ¿Cuándo un televisor será más grande que la pared que lo sostiene? Y lo más inquietante: ¿qué veremos en esas 115 pulgadas… series, publicidad, o simplemente nuestra propia obsesión reflejada?