CONTENIDOS
Tadashi Shoji Fall/Winter 2025-2026: La moda como un reloj de arena
El tiempo. Ese enemigo silencioso que nos persigue en el reflejo del espejo y en la prisa de los días. Tadashi Shoji lo ha tomado como musa para su colección Fall/Winter 2025-2026, presentada en la New York Fashion Week. ¿El resultado? Un desfile donde la relojería se funde con la alta costura, donde el pasado y el futuro juegan a desdibujar sus límites en cada puntada.
El reloj de la moda nunca se detiene
Desde el primer look, quedó claro que Shoji no vino a jugar con el tiempo, sino a manipularlo. Bordados finos replicaban engranajes y resortes en delicados encajes de tul, como si las manecillas de un reloj antiguo hubieran quedado atrapadas en el tejido. No era solo un ejercicio de nostalgia: cada aplicación de paillettes evocaba la caída de arena en un reloj de arena, un recordatorio sutil de que la moda, como el tiempo, es efímera.
“La moda siempre está en movimiento, pero ¿alguna vez hemos parado a pensar en su relación con el tiempo?” Shoji parece preguntarlo con cada diseño, cada drapeado asimétrico que se retuerce como las agujas de un reloj descompuesto.
Corte láser y texturas que juegan con la luz
Pero si los bordados recordaban el ayer, el corte láser nos empujaba hacia el futuro. Sobre crepé texturizado y terciopelo profundo, las incisiones formaban patrones geométricos inspirados en los antiguos relojes de sol. En un juego de luces y sombras, las prendas parecían respirar con cada paso, revelando una tridimensionalidad inesperada.
El ejemplo perfecto fue un traje de noche en blanco y negro, donde las mangas drapeadas en terciopelo negro contrastaban con un cuerpo de crepé inmaculado. Los cortes láser en el torso dibujaban figuras enigmáticas, como si escondieran códigos secretos dentro de su diseño.
El brillo de la luna en la organza jacquard
Cuando Shoji habla de tiempo, no se limita a minutos y horas. Su inspiración llega hasta las estrellas, las fases lunares y la fluidez de la noche. Lo demostró con su uso de organza jacquard luminosa, un material etéreo que simulaba la luz de la luna reflejándose en un lago de invierno.
El mejor ejemplo: un abrigo-capa con detalles brillantes que parecían polvo de estrellas. Un vistazo y ya estabas en otro mundo, atrapado en el instante suspendido entre el ayer y el mañana.
Pliegues «shutter»: volumen sin peso
Otro acierto de la colección fueron los pliegues «shutter» en crepé, una técnica que Shoji ha perfeccionado hasta convertirla en una firma de su trabajo. Inspirados en archivos históricos de moda, estos pliegues añadían volumen sin peso, permitiendo que las prendas se movieran con una fluidez casi hipnótica.
Vestidos que se expandían y contraían con cada paso, tops estructurados que parecían contener el tiempo en su silueta. Un juego magistral de forma y función.
Cuando la moda y la IA se encuentran
Shoji no solo se quedó en la confección artesanal. Su presentación incluyó un desfile digital inmersivo creado con inteligencia artificial, donde los diseños interactuaban con proyecciones de engranajes y relojería digital. Un guiño a la fusión entre tradición y tecnología, demostrando que la alta costura puede (y debe) dialogar con la innovación sin perder su esencia.
Tadashi Shoji: un relojero de la moda
Cada colección de Shoji ha sido una exploración de la feminidad, la elegancia y la versatilidad. Pero esta vez, fue más allá: nos hizo pensar en la moda como un reflejo del tiempo, en los detalles minuciosos como engranajes que impulsan el mecanismo eterno del estilo.
“El pasado inspira, el futuro transforma, pero el presente es donde ocurre la magia.”
Shoji nos recordó que la moda es un arte efímero, como la arena en un reloj. Y tal vez, eso es lo que la hace tan valiosa.