LA COSA DE LA TASA ROSA – JULIO 2016 – Claro que existe la tasa rosa. Es evidente. No hace falta que otro estudio lo confirme. Solo hay que ir de tiendas y comprobarlo. ¿Y a quien culpamos de ello? ¿A las empresas por pasarse de listas o a las mujeres que se pasan de tontas?
LA COSA DE LA TASA ROSA
Ya hace tiempo que un día le pregunté a mi mujer en una Gran Superficie- ¿Por que esas cuchillas de color rosa valen cinco veces más que las mías? Y ella me dijo- Porque son para nosotras, las mujeres- Me quedé con cara de gilipollas sin atreverme a preguntarle más, pero pensando si realmente algo que yo no podía ver tenían esas cuchillas para que fueran tan caras.
Si, la “tasa rosa” existe y algunos estudios la cifran en un 24% más que pagan las mujeres en algunos productos, solo porque las pintan de rosa o las hacen estéticamente más “femeninas”. Algunas veces ni eso.
Ya hay quienes se lanzan a decir que esto es una conspiración del género masculino contra el femenino, los hombres somos los culpables, que es un “impuesto de género”. Valientes e idiotas tonterías. Aquí lo único que pasa es que las empresas se aprovechan de lo bobas que son muchas mujeres. Siente bien o siente mal esto que digo, es así y punto.
¿Por que vale un 8% más la fragancia femenina de determinada marca que la de un hombre? Pues porque la mujer lo paga y se calla. Y no debiera hacerlo. En ese sentido sí que me solidarizo con la queja y con ellas porque es verdad que no hay derecho y se están riendo de ellas en su cara. Toda campaña que se haga en este sentido para concienciar me parece poca. Así es que me sumo a la reivindicación, a ver si los ejecutivos y ejecutivas de las marcas dejan de ser tan listillos y listillas.
No pasa solo con las mujeres. También te hacen pagar mucho más por tener conciencia ecológica. Cualquier cosa que lleve algún sellito o indicio de ser “verde” es mucho más cara de lo que debiera. ¿Es un impuesto antiecológico? ¿Hay una conspiración mundial para jodernos a los que creemos en un planeta más limpio y puro? No, es que pretenden aprovecharse de nuestra “debilidad”.
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